Gonzalo Brunete
junio 27, 2025
Si alguna vez te has torcido el tobillo bajando una escalera, jugando al fútbol o simplemente caminando mal, probablemente te has enfrentado a un esguince. Esta lesión es muy común y, aunque muchas veces no le damos la importancia que merece, puede traernos problemas si no se trata bien desde el principio.
En este artículo te explicamos los tipos de esguince de tobillo que existen y cómo la fisioterapia te ayuda a recuperarte para volver a tu rutina lo antes posible.
Un esguince ocurre cuando los ligamentos del tobillo —esos “cables” que mantienen unidos los huesos— se estiran más de lo normal o incluso se rompen. Esto suele pasar por una torcedura, un mal paso o una caída.
No todos los esguinces son iguales. Según qué tan dañados estén los ligamentos, los clasificamos en tres niveles:
El ligamento solo se estiró un poco. Hay algo de dolor e hinchazón, pero se puede caminar con cierta molestia.
👉 Piensa en una torcedura suave que duele pero no te deja tirado.
Aquí ya hay un desgarro parcial. El dolor es más intenso, el tobillo se hincha bastante y cuesta apoyar el pie.
👉 Es la típica lesión que te deja cojeando unos días.
Ruptura total del ligamento. Hay dolor fuerte, mucha inflamación, morado e inestabilidad total. No puedes caminar sin ayuda.
También ha podido haber rotura de otras partes de la articulación o incluso de huesos cercanos.
👉 En este caso, podrías necesitar inmovilización o incluso cirugía.
La fisioterapia es clave para recuperarte bien y evitar que el tobillo quede débil o te vuelvas a lesionar. El tratamiento depende del grado del esguince, pero en general pasa por tres fases:
Objetivo: bajar el dolor y la inflamación.
Qué se hace:
Hielo varias veces al día. Nunca aplicado directamente contra la piel y no más de 15-20 minutos en cada ronda.
Reposo y elevación del pie
Vendajes o compresión
Técnicas como electroterapia o drenaje linfático
Objetivo: recuperar movilidad, fuerza y equilibrio.
Qué se hace:
Ejercicios suaves para mover el tobillo sin dolor
Fortalecimiento con bandas elásticas
Trabajo de equilibrio (propiocepción)
Masajes y movilizaciones manuales
Esta parte es fundamental para evitar recaídas.
Objetivo: prepararte para caminar, correr o hacer deporte sin miedo.
Qué se hace:
Ejercicios más exigentes y funcionales
Saltos, cambios de dirección y simulación de movimientos deportivos
Reentrenamiento de la marcha y corrección postural
Muchas personas creen que un esguince “se cura solo”. Y sí, puede mejorar con el tiempo, pero sin una buena rehabilitación es común que el tobillo quede inestable, lo que aumenta el riesgo de volver a lesionarte. Además, podrías terminar con dolor crónico o rigidez.
No te saltes la fisioterapia
Usa buen calzado, sobre todo si haces deporte
Calienta antes de entrenar
Haz ejercicios de equilibrio y fortalecimiento regularmente
Evita caminar por superficies irregulares si tu tobillo aún no está al 100%
En resumen: si te torciste el tobillo, no lo dejes pasar. Aunque parezca algo simple, un buen tratamiento con tu fisioterapeuta de confianza hará toda la diferencia. Y si ya tuviste un esguince, recuerda: prevenir es mejor que curar.